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Retos en Internet causan 56 muertes o lesiones a niños en Brasil

Lun, 04/21/2025 - 06:20

Al menos 56 niños y adolescentes murieron o resultaron heridos tras participar en desafíos en Internet en los últimos 11 años en Brasil, según datos conocidos hoy de una encuesta no oficial realizada por el Instituto DimiCuida.

Tales estadísticas afloraron a partir de informaciones de prensa e informes de los padres, y después de conocerse que la niña Sarah Raissa, de ocho años, murió al participar en el llamado Desafío del desodorante, en Brasilia.

Raissa fue encontrada el jueves sin signos vitales por su abuelo junto a un frasco del cosmético. De inmediato se trasladó a un hospital y tuvo un paro cardiorrespiratorio. Se intentó reanimarla durante unos 60 minutos, pero no mostró reflejos neurológicos. Su muerte cerebral fue confirmada el domingo.

La encuesta de DimiCuida revela, asimismo, que otros ocho pequeños murieron después de participar en la misma provocación que Raissa. En redes sociales, especialmente en TikTok, son habituales las propuestas peligrosas, como la no oxigenación.

De acuerdo con el instituto, las víctimas suelen tener entre cuatro y 17 años. Los retos también están presentes en todas las clases sociales, en las escuelas privadas y públicas.

También DimiCuida advierte que los infantes, que son víctimas de acoso escolar, son más propensos a aceptar participar en actividades peligrosas. El mes pasado, otra chiquilla de 11 años fue víctima de similar desafío. Brenda Sophia sufrió un paro cardiorrespiratorio luego de inhalar desodorante en Bom Jardim, región de Agreste, estado de Pernambuco (nordeste).

Un estudio del Centro Médico Infantil Cohen analizó 109 vídeos sobre la práctica de inhalar sustancias químicas como desodorantes y esmaltes de uñas. Los audiovisuales tuvieron, en conjunto, 25 millones de visitas. Según los investigadores, la práctica provoca un breve estado de euforia que crea un alto potencial de consumo repetido y dependencia.

El abuso de inhalantes puede provocar mareos, daño cerebral e incluso la muerte. «La naturaleza encubierta de estos elementos significa que los padres y maestros tienen menos probabilidades de detectar el comportamiento, lo cual aumenta significativamente el riesgo de uso repetido y adicción entre los adolescentes», alerta el estudio.

Los padres deben estar atentos a algunas señales que indican que el niño puede estar participando en desafíos de no oxigenación.

DimiCuida enumera, entre otros, signos físicos, dolores de cabeza violentos, alteraciones visuales transitorias (moscas en vuelo), rayas rojas alrededor del cuello o en el costado, cansancio, falta de concentración y olvidos.

Hasta la fecha, la investigación busca identificar quién envió o compartió el video del desafío con Raissa. La sospecha es que el material estaba funcionando en su teléfono celular en el momento del fatal incidente.

15 abril 2025 | Fuente: Prensa Latina | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia

Portugal, el país donde una de cada tres personas tiene ansiedad

Lun, 04/21/2025 - 06:15

Uno de cada tres portugueses tuvo el año pasado síntomas de ansiedad generalizada, un fenómeno que afecta más al país ibérico que a otros por motivos que los expertos no logran identificar.

Es una de las conclusiones de un informe anual sobre la salud que publicó en los últimos días el Instituto Nacional de Estadística (INE) portugués, que alerta de que el 32 % de la población dio muestras de ansiedad generalizada y el 10,4 % lo hizo de forma «más grave».

Este último dato se corresponde con un análisis del portal estadístico Our World in Data elaborado con cifras del Institute for Health Metrics (IHME), dependiente de la Universidad de Washington, que revela que Portugal fue el país más ansioso del mundo en 2021.

Ese año uno de cada diez de portugueses (9,7 %) sufrieron desórdenes de este tipo, un porcentaje superior a los registrados en Brasil (segundo con el 9 %) y Paraguay (8,4 %) y también en países europeos como los Países Bajos y Francia, ambos con el 7,9 %, y España (6 %).

Especialistas contactados por EFE afirmaron que es difícil explicar los niveles de ansiedad de Portugal a partir de una sola causa y pusieron el foco en una combinación de factores individuales, ambientales y sociales.

Para Maria José Chembal, psicóloga y profesora en la Universidad de Lisboa, existen «dos grandes grupos» de detonantes.

«Por un lado, aspectos específicos como el escaso desarrollo de competencias de inteligencia emocional. Por el otro, aspectos contextuales como la sensación de aislamiento social respecto a nuestros ‘iguales’ o las dificultades económicas», indicó.

Joana Almeida, estudiante universitaria de último año, atribuye la ansiedad crónica que siente «desde niña» al «panorama de la Unión Europea y el mundo en general».

«Luego está la cuestión del medio ambiente ¿Tendremos suficientes recursos en el futuro para seguir existiendo?», se preguntó, en declaraciones a EFE, esta joven de 21 años, preocupada también por su futuro académico, la crisis de la vivienda o la precariedad laboral.

El exceso de trabajo fue precisamente el desencadenante de la ansiedad para Hugo Soares, profesor de 42 años cuya experiencia con este trastorno estuvo marcada por síntomas físicos.

«Sufría taquicardias, sudores y temblores que −detalló− se complementaron con una confusión mental hasta tener el peor episodio ansioso de mi vida».

La terapeuta Jaoana Valério, con dos décadas de experiencia y directora de la clínica Claramente en Lisboa, explicó a EFE que la ansiedad generalizada provoca «una respuesta emocional de aprensión persistente en el tiempo» e «interfiere significativamente» en la vida de quienes la padecen.

Preguntada por los elevados índices de ansiedad en Portugal, la especialista dijo que un historial familiar de enfermedad mental «puede tener un papel relevante» en su aparición, pero que su agravamiento resulta de una «interacción compleja» entre las características, el contexto y las experiencias de cada persona.

El psiquiatra Gustavo Jesus, miembro del centro de investigación Partners In Neuroscience y autor del libro 300 Mil Anos de Ansiedade (300 Mil Años de Ansiedad), mantiene que el factor genético es más importante de lo que se cree.

En una conversación con el youtuber y escritor de libros de autoayuda, el estadounidense Mark Manson, el experto habló de selección artificial para tratar de explicar los altos índices de ansiedad de los portugueses.

Según su tesis, las emigraciones durante períodos prolongados de la historia lusa −como la «era de los Descubrimientos» o la primera mitad del siglo XX− habrían favorecido la salida del país de las personas más dispuestas a asumir riesgos.

«Algunos genes y rasgos de la personalidad, como el neuroticismo, se podrían haber convertido en algo más prevalente que en la población general, lo que probablemente aumenta la predisposición de los portugueses a tener ansiedad», opinó sin aportar pruebas que respalden esta posibilidad.

Valério aseguró «no tener datos» sobre esta idea e insistió en la importancia de adoptar un enfoque más amplio.

Y recordó que «la combinación entre las características personales del individuo, su contexto y sus experiencias vitales tienen una influencia determinante en el desarrollo de síntomas ansiosos».

15 abril 2025 | Fuente: EFE | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia

El cambio climático hace estragos en la salud mental de América Latina

Lun, 04/21/2025 - 06:05

En los meses más calientes de 2024, un año en el que México y el mundo alcanzaron temperaturas récord, Yanine Quiroz empezó a sentir una fatiga y una angustia que le impedía trabajar por el día.

«Sentí mucho miedo de ver esa escasez de agua y cómo toda mi familia y mis amigos estábamos sufriendo», cuenta esta periodista de 33 años de Ecatepec, uno de los municipios que más padece la sequía del Estado de México, aledaño a la capital, donde el año pasado se temió por la llegada del inminente «día cero», en el que se acabaran las reservas de agua potable.

Diversos estudios han confirmado que la exposición prolongada al calor afecta a la salud física y mental, aumenta el riesgo de agotamiento, insolación, trastornos del estado de ánimo, ansiedad e incluso provoca pensamientos suicidas.

En el caso de Quiroz, a las preocupaciones relacionadas con el clima se sumó un episodio de ansiedad aguda que ya padecía, y comenzó a tener ataques de pánico, que le llevaron a solicitar un permiso por incapacidad en su trabajo. También buscó ayuda profesional que le ha ayudado a hablar más abiertamente sobre su salud mental.

Quiroz cree que estaba sufriendo lo que se ha denominado ecoansiedad, un estado de agitación, inquietud o zozobra del ánimo frente a la crisis climática.

Aunque todavía no se reconoce formalmente como una afección médica, este concepto, popularizado por la Asociación Americana de Psicología (APA) en 2017 en su informe Salud mental y Nuestro Clima Cambiante, se refiere a la angustia y el malestar emocional que una persona experimenta debido a la preocupación por el estado del medioambiente y los desastres climáticos.

Es una sensación que, según se ha observado, afecta principalmente a las nuevas generaciones y a quienes trabajan en temas ambientales. Un estudio de 2021 publicado en la revista médica The Lancet arrojó que más de la mitad de sus 10 000 encuestados, todos jóvenes de entre 16 y 25 años y de diez países diferentes, experimentaron emociones negativas como ansiedad e impotencia ante el cambio climático.

Con desastres más potentes y frecuentes, y un clima más errático que amenaza con sequías, inundaciones y olas de calor a las comunidades, es urgente que los profesionales de la salud comprendan el impacto del cambio climático en la salud mental, explica la doctora Ana Laura Torlaschi, asesora de la Organización Panamericana de Salud (OPS) para proyectos sobre salud y cambio climático.

«Puedes tener un profundo conocimiento sobre enfermedades, pero si no reconoces que una persona está expuesta a factores ambientales que la afectan, no podrás ofrecer la ayuda adecuada», afirma.

La salud mental en los desastres climáticos

Estudios han demostrado que las personas que viven un desastre natural de primera mano están expuestas a sufrir impactos agudos en su salud mental. Ese fue el caso de Diana Ruiz, de 35 años, y su madre, que no alcanzaron a prepararse para la llegada del huracán Otis en 2023, la peor tormenta en golpear el Pacífico mexicano en más de tres décadas, que arrasó con el balneario turístico de Acapulco.

Otis solo tardó 12 horas en pasar de tormenta tropical a un huracán categoría cinco, la mayor posible, algo inédito. Ante el rápido fortalecimiento del ciclón, madre e hija no alcanzaron a evacuar, y no les quedó más remedio que encerrarse en el baño de su casa en la ciudad balneario de Acapulco con su gato a la espera de que pasara.

«Fue un shock. Estábamos asustadas. Intentamos dormir, pero había un ruido muy extraño del viento», recuerda Diana. Por la mañana, ilesas, pudieron hacer recuento de daños: su casa estaba muy dañada y habían perdido el local en el que vendían accesorios y ropa.

En las siguientes semanas, el reto fue conseguir comida y evitar que los ladrones entraran a su casa, ya que los robos se hicieron frecuentes tras la tormenta. «Mi mamá se aguantaba muchas cosas, dolor. No lloramos», recuerda la hija. «Tiempo después, te empiezan a caer las cosas y te das cuenta de cómo pasaron», añade.

Tras ese huracán, psicólogos de Médicos Sin Fronteras (MSF) y del Estado de Guerrero llegaron para atender la salud mental de las personas en Acapulco y Coyuca de Benítez, dos de los municipios más afectados.

«Llegamos dentro de lo que se considera la fase inmediata posterior al desastr», explica Berzaida López, encargada de la intervención en salud mental de MSF tras Otis. Según detalla, en esa etapa prevalece la sensación de incredulidad, y los afectados sienten como si estuvieran viviendo una pesadilla.

«El estrés está muy elevado en esos primeros días. Las personas hablan de dificultad para dormir, de tener sobresaltos o estar en constante vigilancia», dice López. «Si venía un viento fuerte que provocaba ruidos que se asocian con el huracán, la gente volvía a experimentar el trauma», agrega. Estos flashbacks, revivir el huracán, son señales de estrés agudo.

La importancia que se le da a la salud mental y el hecho de que existan profesionales que atiendan a las personas en desastres es relativamente nuevo.

En 2011, después del terremoto de Sendai, Japón, que dejó más de 18 000 muertos y problemas agudos de salud mental a los supervivientes, se creó el Marco de Sendai para la reducción del Riesgo de la ONU, que recomienda mejorar los planes de recuperación y ofrecer apoyo psicosocial a los afectados.

Aunque es emergente, especialmente en América Latina, la evidencia de que estos eventos pueden aumentar los riesgos de depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático, abuso de sustancias y comportamiento suicida resalta su importancia. La organización de Médicos sin Fronteras, por ejemplo, lleva desde la década de 1990 implementando intervenciones de salud mental como parte de su labor de emergencia.

A más de dos años de Otis, la salud mental todavía es un reto para Diana y su mamá. Ella tiene secuelas por el dengue que sufrió tras Otis, una enfermedad que se disparó tras el desastre, que también infligió un golpe a la economía local y que llevó a Diana a trasladarse a la Ciudad de México.

Más allá del desastre: el dolor de perder el paisaje

La ecoansiedad también le afectó a Regeane Oliveira Suares, una joven indígena terena que dejó su comunidad en Nioaque, en el estado brasileño de Mato Grosso do Sul hace más de cinco años para estudiar medicina en la capital del estado Campo Grande.

Para muchos de los pueblos indígenas latinoamericanos, cuyas tradiciones, culturas y medios de vida suelen basarse en una estrecha relación con su entorno, la ecoansiedad también puede ser una respuesta a un paisaje y un clima cambiantes.

«Salí de un pequeño municipio donde todos se conocían y la rutina era diferente. Cuando comencé a vivir en la ciudad, mi salud mental sufrió mucho. Empecé a desarrollar depresión y ansiedad», recuerda.

En su aldea, todo le daba sensación de libertad. Podía caminar o montar en bicicleta sin peligro. Pero si dejar su comunidad fue un reto, describe que también lo fue volver a Nioaque y ver que la tierra y el paisaje habían cambiado.

«Noté cambios drásticos en los cultivos, la falta de lluvias empobreció el suelo y el fuerte sol acabó con la mayor parte de lo que se sembraba para comer o vender», dice. El río cada vez estaba más seco y muchas veces incluso desviado, generando un paisaje que describe como «triste».

Tanto Mato Grosso como su vecino del sur, Mato Grosso do Sul, se encuentran entre los estados agrícolas más importantes de Brasil por sus productos como cereales, caña de azúcar, ganado y soja.

Sin embargo, en las últimas décadas, esta posición también ha llevado a los estados a situarse entre los diez primeros estados líderes en deforestación ―en parte ilegal―, lo que ha provocado cambios en el paisaje y otros impactos en los ecosistemas.

Al desarraigo, a Oliveira se le sumó lo que el filósofo Glenn Albrecht bautizó en 2005 como solastalgia, «un dolor que se experimenta cuando se reconoce que el lugar en el que se reside y se ama está sometido a un asalto». Es una especie de duelo por la pérdida del lugar conocido y un fenómeno que varios estudios, incluida la investigación de Albrecht, han tratado de explorar más a fondo.

«Pienso que mis hijos tal vez no verán de qué fui parte, en dónde crecí. Esto me deprime aún más, porque, poco a poco, vi que ese lugar se estaba desmoronando ante nuestros ojos», comenta.

En 2021, Oliveira participó en una investigación de la Escuela de Medicina de la Universidad Estatal de Mato Grosso do Sul (UEMS), donde ella misma estudia, liderada por el profesor Antonio Grande que buscaba explorar las acciones que se necesitan para mejorar la salud mental de los indígenas en relación con el cambio climático.

«Estos pueblos están perdiendo su perspectiva de vida, la esperanza, así que, para ellos, todo lo que sucede tiene un significado más profundo», asegura Grande en una videollamada. «En este punto, todo tiene que ver con el cambio climático. Las tierras han sido devastadas y ellos ya no se pueden comunicar con la naturaleza. Incluso algunos hablan de que ya no la pueden escuchar», detalla.

Estudios y organizaciones internacionales, incluidas la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Organización Panamericana de la Salud, han puesto de relieve el aumento de los problemas de salud mental en las comunidades indígenas de todo el mundo, a menudo relacionados con la expropiación de tierras y los cambios medioambientales.

La investigación de Grande y su equipo propone preservar su territorio, respetar sus formas de vida y romper el tabú sobre la enfermedad mental que existe en estas comunidades. «Es algo político, que empieza por no destruir sus tierras», comenta Grande.

El que lidera es uno de los pocos estudios sobre salud mental y cambio climático hechos en América Latina y da pistas de la transformación que necesita la región para empezar a abordar un tema que ha sido estigmatizado históricamente.

Oliveira, por su parte, arroja sus percepciones como mujer indígena que también está a punto de graduarse de médica.

Las facultades de medicina, dice, deben trabajar en esta relación entre la salud mental indígena y el cambio climático, pero la clave está en abordar las causas fundamentales de los factores que generan ansiedad y presiones en las comunidades.

«Los gobiernos deben garantizar el derecho a la tierra ancestral y a la asistencia financiera, y en las escuelas se debe educar sobre nuestros orígenes, nuestros derechos y nuestros valores como seres humanos en la sociedad», asegura.

La acción: un camino para trabajar la salud mental

Mientras se prevé que los eventos climáticos adversos aumenten, es probable que más personas sientan su salud mental afectada.

La doctora Nora Leal Marchena, psiquiatra que en 2023 impulsó la creación del Capítulo de Salud Mental Ambiental y Urbana de la Asociación de Psiquiatras de Argentina, subraya la importancia de trabajar con acciones concretas para manejar estas emociones. «Cuando se empieza a trabajar por un tema, las acciones motorizan respuestas positivas que ayudan a mitigar la preocupación», dice.

Estudios como el de The Lancet sobre la ecoansiedad juvenil han demostrado que la magnitud de la crisis climática, de escala global, puede llevar a caer en el apocalíptico «ya es muy tarde».

Pero por lo menos a nivel mental, actuar salva. Marchena lo ve sobre todo con los niños y adolescentes, en cuya salud mental se ha especializado. «Hay que llevarlos a tomar acción, porque si no, les generas impotencia», afirma.

Alice Poma, doctora en ciencias sociales e investigación de emociones y movimientos sociales en la Universidad Nacional Autónoma de México, lo corrobora. «Uno de los resultados de las investigaciones es que el activismo es casi terapéutico en tema de emociones climáticas,» explica. «Porque, al organizarte, al participar, consigues manejar algunas de las emociones climáticas», prosigue.

Tener esperanza en la acción colectiva, en crear espacios de discusión, permite pensar en un futuro diferente, explica Poma. «El cariño o los vínculos afectivos que se forman en la colaboración ayudan a no tenerle tanto miedo al futuro distópico que nos imaginamos», concluye.

Por eso, personas como Yanine Quiroz, buscan estrategias para afrontar el impacto emocional del clima extremo. «Tengo algunas ideas en mente para responder a corto plazo a esas futuras situaciones que podrían desencadenar la ecoansiedad otra vez», dice.

Sus estrategias van desde soluciones individuales, como climatizar sus espacios, hasta acciones colectivas, como participar en reforestaciones con ONG. «Pero definitivamente el miedo aparece cada vez que el calor se vuelve más intenso», reconoce.

14 abril 2025 | Fuente: IPS | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia

Psiquiatras piden abordar el malestar general de los adolescentes para ayudarles a superar sus problemas

Mar, 04/15/2025 - 07:10

El psiquiatra y director médico de la Clínica Nuestra Señora de La Paz, el doctor Álvaro Pico Rada, ha señalado la necesidad de abordar el malestar general de los pacientes para ayudarles a superar sus problemas y mejorar su desarrollo, pero sin llegar a patologizar este tipo de sentimientos, una creciente tendencia que ya afecta en España al 20 % de las personas de entre 10 y 19 años.

Esta situación, agravada a raíz de la pandemia de covid-19 y otros factores, también se debe a la gran exposición a la que se enfrentan los adolescentes como consecuencia de las redes sociales y que, al no tratarse de trastornos mentales clásicos, deben ser intervenidos desde una forma «más amplia» y desde distintos sectores, y no solo a través del psicólogo.

Las intervenciones a realizar deben centrarse en los colegios y en especial en la etapa adolescente, pues entre el 60 y el 70 % de los trastornos mentales aparecen en estas edades, por lo que el doctor Pico Rada ha incidido que es donde se tiene que hacer «el mayor esfuerzo» para mejorar el pronóstico de su salud mental y evitar que derive en problemas más graves.

«La transición de etapas entre adolescencia y adultez es fundamental, especialmente en atención primaria y salud mental», ha añadido el especialista durante un encuentro sobre el cuidado de la salud mental infantojuvenil organizado por la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios.

En ese sentido, ha explicado que se debe brindar apoyo a los propios adolescentes, a los médicos, a los profesores -considera que la atención en los colegios es insuficiente- y a las familias, especialmente a aquellas con un bajo poder adquisitivo, que pueden presentar más dificultades para hacer frente a las situaciones adversas, para lo que es necesario un «pacto social» y poner más recursos en los lugares donde más vulnerables son las personas.

El psiquiatra ha subrayado que las autolesiones en adolescentes «se han disparado» y que algunos de ellos requieren de un ingreso, y que se trata de una conducta encaminada a «abordar el malestar a través de la autolesión», que puede llegar a evolucionar a otro nivel tanto «por error» como por un progreso de este malestar.

Del mismo modo, ha señalado la necesidad de adaptarse a los medios que usan los adolescentes para informarse, con las redes sociales e Internet, para proporcionarles información veraz sobre salud mental, todo ello a través de un lenguaje más próximo y realizar campañas específicas.

Para afrontar esta problemática en las aulas ha nacido el proyecto Henka Sant Joan de Déu, cuya coordinadora de Centros Educativos, Ariadna Galtés, ha explicado que está dirigido a jóvenes en educación secundaria para trabajar con el alumnado, la comunidad educativa y sus familias, de forma que se mejore el «bienestar emocional» y se prevengan problemas de salud mental.

Galtés ha destacado que este programa «facilita herramientas a alumnos y profesores para tratar temas que normalmente no se hablan en clase» y, como son los alumnos los que «mejor valoran esta experiencia», al verla como una oportunidad para «poner palabras a lo que les pasa» y «aprender a gestionarlo adecuadamente».

El psiquiatra del Hospital General Universitario “Gregorio Marañón” y coordinador del Programa de Enlace de Salud Mental y Educación, el doctor Jorge Vidal de la Fuente, ha coincidido en apoyar a los adolescentes para que puedan afrontar sus problemas sin llegar a patologizar las dificultades de gestionar emociones, de relacionarse, de inestabilidad emocional o de tolerancia a la frustración.

Asimismo, ha apuntado a que existen factores que influyen como los cambios sociales, los cambios económicos y los de tipo laboral, y es que la ausencia de una red familiar sólida, relacionada con estos cambios, puede dar lugar a un riesgo de exclusión social y de problemas de salud mental.

«Existe un factor denominador: la velocidad, la rapidez del cambio al que todos estamos sometidos y que, nos guste o no, todo apunta a que va a ser cada vez mayor. Esta velocidad genera dificultades de adaptación en las personas y en las familias, que estamos viendo que desembocan en problemas relacionados con nuestra salud mental», ha añadido.

LA TENDENCIA DE PATOLOGIZAR EL MALESTAR

Por su parte, la directora de Proyectos Educativos y Sociales de la Fundación FAD Juventud, Eulalia Alemany, ha señalado que desde la pandemia existe una «cierta tendencia» a patologizar el malestar cotidiano, especialmente de los adolescentes, pues viven en una época de «conflictos» y de cambios que hacen que sea «normal» sentir frustraciones.

«No podemos transmitir a los adolescentes que todo es un problema de salud mental. Es cierto que es una época de conflicto y eso es lo normal, no podemos patologizarlo. Es una etapa para disfrutar en la que el adolescente descubre la independencia, la sexualidad… y lo que necesita es que le acompañemos y le enseñemos a superar los problemas, porque no vamos a poder evitar que los haya», ha recalcado.

Alemany también ha lamentado que haya niños que «no saben lo que es un no» y que tampoco conocen los límites, lo que se debe a que en muchas ocasiones son los propios padres los que no saben gestionar su frustración.

En relación a ello, ha intervenido Miryam, madre de una adolescente que con quince años sufrió una depresión grave con trastorno de la conducta alimentaria, quien ha resaltado la necesidad de transmitir un mensaje de esperanza y de compartir experiencias similares para hacer saber a otros padres que es «imprescindible» buscar ayuda.

En la jornada también ha intervenido el director general de San Juan de Dios España, Juan José Afonso, quien ha recordado que la gestión emocional de los menores ha estado históricamente ligada a las familias, pero que los actuales cambios de la sociedad hacen que sea necesario que se realice de otra forma, razón por la que la institución está cada vez dedicando cada vez más esfuerzos en esta cuestión.

10 abril 2025 | Fuente: Europa Press | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia