La aplicación de las Tic: esnobismo o necesidad educativa.
Comentario sobre del artículo: La aplicación de las TIC: ¿Esnobismo o necesidad educativa?, de Julio Cabero Almanera, de la Universidad de Sevilla
Teniendo en cuenta la definición de Esnobismo, “imitar con afectación las maneras, opiniones, etc., de aquellos a quienes la persona considera distinguidos”, pienso que no es algo reprochable sino que de cierta manera es meritorio, siempre que imitemos acciones a favor del desarrollo de la humanidad como lo puede ser la enseñanza o instrucción. El hecho de que la aplicación de la Tecnologías de la Información y las comunicaciones se convierta en una necesidad educativa dependerá de la continuidad de uso en la enseñanza universitaria a medida que se desarrolle la infraestructura que soporta a estas tecnologías.
En cuanto al aprovechamiento que las bondades que las tecnologías de información tienen para ser aplicadas a la enseñanza que se enumeran en el artículo, creo que si bien uno puede llegar a utilizarlas por imitación o consentimiento de consejos de un profesor u otra persona a la cual se le considera como distinguidos, la propia motivación y satisfacción de intereses personales es el mayor impulsor de la introducción de las TIC dentro del arsenal de herramientas que uno utiliza “a voluntad” para mejorar su desempeño como profesor y alcanzar el conocimiento que se quiere transmitir, a un auditorio mayor, el que no tiene por qué ser presencial.
Por otro lado el profesor debe seguir siendo a su vez aprendiz, porque además de utilizar las nuevas herramientas de que estamos hablando se deben realizar cambios en la metodología del proceso enseñanza – aprendizaje de modo que los beneficios no se vean empañados por la perpetuación de los errores y deficiencias de la instrucción y la educación tradicionales hasta el momento, ahora utilizando las ventajas de las redes informáticas. El profesor deberá seguir su autopreparación dentro de ambos entornos, el tradicional y el nuevo paradigma junto con el que deberá actualizarse y adiestrarse en su uso, de la misma manera como lo hace en las materias que imparte.
El estudiante se verá beneficiado por el hecho de que el profesor debe pasar a ser un facilitador del aprendizaje, sin dejar de ser experto en el contenido, y por tanto el aprendizaje por autoestudio fortifica la firmeza de lo aprendido por el estudiante.
Lo que veo algo menos fácil es que hay que tener en cuenta que se necesita trabajo en equipo no sólo por parte de los profesores sino por la participación de profesionales para el desarrollo y la producción de entornos de teleformación como expertos en contenidos, en el diseño de materiales didácticos y en la producción de materiales multimedia para la red, pero nadie ha planteado que estas transformaciones son fáciles, nunca ha sido, ni será fácil la introducción de un nuevo paradigma, y mucho menos sin realizar sacrificios y trabajar para demostrar su valor y beneficios.
Más adelante en el transcurso de la lectura del artículo La aplicación de las TIC: ¿Esnobismo o necesidad educativa?, de Julio Cabero Almanera, de la Universidad de Sevilla se describen limitaciones en la utilización del aprendizaje en red, y coinciden con las que identificamos en nuestro medio en talleres y foros sobre el tema en cuestión.
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