INTRODUCCIÓN. La sed de aire es el más insoportable de todos los apetitos humanos y probablemente ninguna angustia se compare con la ocasionada por la imposibilidad de respirar adecuadamente. El objetivo de este trabajo fue estudiar la enfermedad bullosa pulmonar tratada con cirugía según el algoritmo de trabajo confeccionado en el Hospital «Comandante Manuel Fajardo».
MÉTODOS. Se estudiaron prospectivamente 36 pacientes operados en el período entre enero de 1995 y enero de 2004. Para determinar clínicamente el estado de los pacientes en el preoperatorio y posoperatorio, se utilizó el índice de disnea recomendado por la Sociedad Americana del Tórax. Se valoró el riesgo quirúrgico según la clasificación de la Sociedad Estadounidense de Anestesia y el índice de Goldman para riesgo cardíaco en cirugía no cardíaca.
RESULTADOS. Las principales indicaciones del tratamiento quirúrgico en los enfermos con bullas enfisematosas fueron las bullas gigantes y el neumotórax bulloso (92 %). La morbilidad de las intervenciones quirúrgicas fue muy alta (61,1 %), la mayoría de poca importancia. La fuga aérea fue la más frecuente de las complicaciones (22,2 %), seguida del seroma de la herida quirúrgica (11,1 %). La mortalidad fue baja (2,8 %), con un solo fallecido a causa de insuficiencia respiratoria aguda.
CONCLUSIONES. La bullectomía por resección atípica es la técnica quirúrgica preferida con el objetivo de preservar la mayor cantidad de tejido pulmonar funcional. El índice de disnea mostró una mejoría notable entre las evaluaciones pre y posoperatorias de la función pulmonar. Consideramos que este indicador es superior al volumen espiratorio forzado en el primer segundo (FEV1) para la valoración de la efectividad de la cirugía y, además, un excelente marcador de la mejoría de la calidad de vida de los pacientes.
Palabras clave: Bullas enfitematosas, morbilidad, mortalidad, índice de disnea.
Autores: Dr. Kai Cheng Hung, Dr. Juan C. Barrera Ortega, Dr. Orestes Noel Mederos Curbelo, Dr. Jesús M. Valdés Jiménez, Dr. Alexis Cantero Ronquillo y Dr. Carlos Alberto Romero Díaz